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Las notas marginales sobre los recientes
debates de Sweezy-Bettelheim



La reciente polémica entre Paul Marlor Sweezy y Charles Bettelheim, publicado en la Reseña Mensual (Vol.37, Nº 3 y 4) es de interés ya que presenta las líneas generales de las opiniones y los puntos de desacuerdo de las dos partes en una forma breve y concisa, y también ya que presenta las últimas deducciones del "marxismo legal" de nuestra época en la "Cuestión de la Unión Soviética". También es particularmente interesante, ya que en comparación con los debates entre las corrientes marxistas organizados y partidistas, las discusiones de este "marxismo legal" o "universitario" (en distinción al marxismo organizado y político) sobre este tema, tienen hasta el momento en la mayoría de los casos se realiza a un nivel teórico más alto y con un mayor grado de precisión y cantidad de los estudios concretos y fácticos.

Pero la actual polémica es indicativo de una cierta esterilidad teórica y política y el tiempo marcado sobre la cuestión de la Unión Soviética. En mi punto de vista, desde el punto de vista marxista, el debate adolece de una serie de errores fundamentales, tanto donde los partidos contendientes expresen sus puntos de acuerdo y suposiciones comunes; y dónde ponen en evidencia su principal punto de desacuerdo, es decir, la cuestión de la competencia y la multiplicidad de las capitales en la Unión Soviética. Aquí nos referiremos brevemente a las líneas generales de estos errores.

A. Las Suposiciones y Acuerdos incorrectos

1) A partir de una crítica de las realidades de la sociedad soviética de hoy, tanto Sweezy y Bettelheim llegan a rechazar el carácter socialista de la "Revolución" de Octubre, es decir, lo que ellos llaman el primer espécimen de las "revoluciones del siglo 20". En su opinión, el actual estado de cosas en la Unión Soviética no es el resultado de la derrota de la revolución como se desarrolló, sino que es su consecuencia natural, orgánico y positiva. Por lo tanto, ambos se encuentran inapropiado para describir la Revolución de Octubre en términos de una "revolución socialista" y en lugar de utilizar el término "las revoluciones del siglo 20."

No hay duda de que las relaciones de producción en la actual Unión Soviética no son socialista, y Sweezy es bastante justificado al decir que la sociedad soviética no puede llamarse socialista "en el sentido marxista original del término". También es cierto que en la Revolución de Octubre, o como Sweezy lo pone, "en cualquiera de las numerosas revoluciones 'socialistas' del siglo XX", el curso de los acontecimientos de la ayuda no proceda como Marx y Engels habían previsto en el Manifiesto Comunista. Pero la forma en que Sweezy y Bettelheim vinculan estas observaciones al carácter de la Revolución de Octubre es completamente subjetivista, académico y economista. Ambos interpretan la materia como tal:

"En todos los casos, los regímenes han llegado al poder sobre la base de los partidos revolucionarios bien organizados compuesto por los miembros de diferentes estratos de la población disidente y bajo el liderazgo en su mayoría no-proletaria. Estos regímenes tienen de hecho - en palabras de Marx y Engels ... - usado su supremacía política 'para ir arrancando gradualmente, todo el capital de la burguesía, para centralizar todos los instrumentos de producción en los manos del Estado.' Pero el Estado no es, como los autores del Manifiesto pensaron que sería, el proletariado organizado como la clase dominante."[1]

Este "estado no-proletario" en la vista de Sweezy organizó una economía explotadora recientemente evolucionado, y en, la opinión de Bettelheim estableció una especie de "capitalismo de partido". La diferencia entre Sweezy y Bettelheim en realidad se centra en estas interpretaciones económicas muy diferentes. Pero el punto de vista compartido por ambos es que este economía no-socialista (por Bettelheim, una economía capitalista) es el resultado natural de un cierto tipo de poder político provocado por las "revoluciones del siglo 20", es decir, los regímenes "basados en los partidos revolucionarios estrechamente organizados ... y bajo el liderazgo no-proletario". La Revolución de Octubre ha sido tal revolución.

En este caso, nos encontramos ante de un entendimiento subjetivista y economista de proceso entero de la revolución proletaria y en particular de las categorías de partido y el estado obrero revolucionario. La descripción de Bettelheim y de Sweezy del Partido Bolchevique en la revolución de 1917 es una descripción incorrecta. Para concebir que un partido proletario revolucionario, un partido lo cual se organizan una revolución a fondo contra el capital en el medio más hostil de la sociedad burguesa actual, pueden prescindir una "organización apretada" es una concepción intelectualista imbuido con las ilusiones parlamentarias. En esta concepción, uno ha abstraído del aparato complejo represivo y el sistema entero policial anti-comunista de la burguesía. La "organización apretada" de un partido proletario es la garantía para su supervivencia y para resistir las presiones policiales abiertas y las presiones reformistas y liberalistas implícitos de la burguesía. Aparte de esto, de considerar el Partido Bolchevique como no-proletaria porque tenían miembros de los diversos estratos disidentes peculados en sus filas o que habían revolucionarios en su liderazgo que no tenían un origen de la clase obrera, es el economismo de tipo extrema. A modo de ejemplo, una comparación de la actitud internacionalista proletaria y la práctica de los bolcheviques en la primera guerra mundial y la postura nacionalista burgués de la mayor parte de los partidos socialistas y los sindicatos obreros, lo cual probablemente disfrutó de una mejor composición por la clase trabajadora en aquel momento, el Partido bolchevique, revela el vacío de este argumento economista. No hay duda de que un partido revolucionario del proletariado debe ser proletario e integrada por los trabajadores, tanto en su estructura organizativa y su liderazgo; que un partido debe ser cotidiana y de manera permanente de la expresión de los intereses y el receptáculo organizacional de la manifestación política de la clase obrera. Pero hasta la fecha, ningún otro organización política y militante ha sido vez más cerca de este ideal que el propio Partido Bolchevique. La clase obrera rusa, sin duda, entró en la Revolución de 1917, con su propio partido revolucionario. El Partido bolchevique podía haber sido más desarrollado en muchos aspectos y acercarse a nuestras ideales de un partido proletario, pero aún en su forma existente en ese momento, era el partido del proletariado revolucionario de Rusia. En cualquier caso, está claro que una crítica de la experiencia rusa no puede comenzar a partir de un razonamiento economista tan abiertamente y con las expectativas intelectuales de un partido revolucionario de la clase obrera.

En segundo lugar, el establecimiento de un estado después de la Revolución de Octubre, en el cual este partido tenía un papel central y fundamental, no sólo no es por sí mismo el principio de cualquier desviación o la derrota, o una indicación del carácter no socialista de la Revolución de Octubre, pero es la parte inseparable del proceso de la revolución proletaria en Rusia de 1917. De hecho, Sweezy y Bettelheim buscan la derrota del proletariado ruso en la forma determinada en el cual esta clase ganó su victoria política. Con respecto a las características del Estado en los períodos revolucionarios. Ya he explicado el asunto con mayor detalle (referirse a Besooy-e-Sosyalism Nº 2). Pero el punto debo subrayar aquí es que esta comprensión subjetivista de Sweezy y Bettelheim del proceso material de la revolución proletaria - el proceso en el cual en el primer paso, naturalmente, un tipo de estado revolucionario de la clase obrera tiene que venir a poder- prácticamente bloquea la avenida para una investigación marxista real de las causas subyacentes de la derrota final del proletariado ruso. El proletariado ruso tuvo éxito de establecer una cierta forma de su poder político. El Estado soviético bolchevique era un estado de la clase obrera; era una forma determinada y de transición de la organización de la clase obrera como clase dominante. La cuestión a resolver es cómo, en qué circunstancias y en qué proceso, este estado particular del proletariado en el período revolucionario se volvió incapaz de evolucionar hacia la forma deseada de la dictadura del proletariado, es decir, "la clase obrera organizada como clase dominante" en el sentido como se entiende por Marx y Engels.

A pesar de su carácter socialista y, a pesar del hecho de que, como resultado de ello, el proletariado tuvo éxito de organizarse durante un breve período como clase dominante en la forma de un estado provisional obrero revolucionario, la Revolución de Octubre no vino a su fin deseado. Al negar el carácter socialista de la Revolución de Octubre (tanto en lo que respecta a sus objetivos y sus fuerzas motrices de clase) y el carácter proletario del Estado revolucionario que emergió [a raíz de la revolución], Sweezy y Bettelheim saltan esencialmente sobre toda la problemática de la derrota final de la revolución proletaria en Rusia, y en derivación de la verdadera cuestión teórica hacia el marxismo de hoy.

En tercer lugar, sin duda, la cuestión de saber si la revolución de octubre fue de carácter socialista o no, no puede plantearse sobre la base de su destino económico y político setenta años después de su aparición. Las observaciones realizadas por Bettelheim y Sweezy sobre las realidades de la sociedad actual de Rusia, no pueden de ninguna manera dar los motivos para el rechazo del carácter socialista proletaria de la Revolución de Octubre, en la misma forma que el destino deplorable de la revolución de 1979 en Irán, pueden de ninguna cuentas proporcionar una justificación para la negación de su carácter democrático y libertario. Del mismo modo que pueden terminar en victoria, las revoluciones también pueden ser derrotados. La problemática teórica de los pensadores avanzados de la clase obrera es explicar las condiciones, las causas y los factores lo cual llevaron a la derrota de las revoluciones proletarias anteriores. Que con el tiempo la revolución rusa no vino a un final que "por definición" que se espera de una revolución socialista, y por lo que 'tal vez' no era una revolución socialista, es un método de razonamiento lo cual está a kilómetros de cualquier metodología científica válida. Dicho método es equivalente a la inversión de la historia real con el fin de encajar en los modelos teóricos indicados. La Revolución de Octubre fue en su momento el presagio de la transformación socialista de la sociedad; millones de trabajadores participaron en ella y de la derrota de este proceso, ya que la verdadera historia del pasado ya no puede ser manipulado. Ciertamente, la explicación de este proceso de la derrota no es una tarea fácil, pero es mucho más difícil de juntar algún tipo de la nueva teoría del desarrollo social de nuestra época sobre la base de inventar algún tipo de las "revoluciones del siglo 20", por lo cual ni las causas del surgimiento, ni las fuerzas motrices, ni el fondo de la vieja sociedad, ni el dinamismo del movimiento son conocidos o explicados.

2) En cuanto a las ciencias económicas, a pesar de sus diferencias sobre el carácter de la economía soviética, tanto Sweezy y Bettelheim adopten un método más o menos similar de enfoque hacia el análisis marxista del capitalismo. Ambos (aunque Bettelheim en menor grado y indirectamente) muestran una comprensión restrictiva de análisis integral y general de Marx del capitalismo. Sweezy define el capitalismo sobre la base de dos determinantes 1) la relación del capital de trabajo y 2) la competencia y multiplicidad de las capitales y luego porque el segundo determinante, es decir, la competencia, no puede ser observado en la economía soviética, se niega a llamar a este último un país capitalista. Por el contrario, Bettelheim, mientras que de forma implícita e inequívoca refiriéndose a la definición errónea del capitalismo por Sweezy, prácticamente gasta toda su energía para demostrar que la relación entre las empresas y ramas de la producción en Rusia es del tipo que existe entre las empresas de Europa Occidental y los Estados Unidos, y que por lo tanto la competencia, en el mismo sentido del término que se aplica al capitalismo "clásico" occidental, también se aplica a la economía rusa. Sweezy se refiere a la forma particular del desarrollo histórico del capitalismo en Europa occidental como la única forma de capitalismo. En otras palabras, él convierte a este patrón histórico en un modelo sólido. Bettelheim acepta tácitamente este patrón (por lo menos en esta polémica), y meramente intenta demostrar a Sweezy que este patrón se corresponde con la realidad del capitalismo de hoy en Rusia. El argumento de Sweezy se opone claramente a la teoría de Marx sobre el capitalismo, pero Bettelheim también prácticamente acepta esta formulación incorrecta e intenta demostrar un principio lo cual en primer lugar no tiene que ser probado con el fin de demostrar que Rusia es una sociedad capitalista, y en segundo lugar, tomada en su propia, es demasiado esquemática y exagerada (nos referiremos a este punto más adelante).

3) Las conclusiones políticas que Sweezy y Bettelheim llegan a son muy diferentes. Sweezy tiene una actitud conciliadora hacia la sociedad y economía rusa, mientras que Bettelheim ve a sí mismo opuesta a la actual Rusia. A pesar de sus diferencias, ambos se limitan sus conclusiones políticas a un campo académico no-clase e no-político. En cierto sentido, el tema principal de estas conclusiones cae al nivel de "Rusia o EE.UU., ¿cuál es peor?" Sweezy, que ve en Rusia un nuevo modo de la producción y una nueva clase explotadora lo cual se ha traducido el capitalismo, lo cual en no por sí mismo un capitalismo expansionista y lo cual está interesado en la "paz mundial", exige que todos dirigen su borde afilado de la lucha contra la "contrarrevolución mundial encabezada por los Estados Unidos". Por el contrario, Bettelheim revive los argumentos del nacionalismo chino y recurre a una interpretación tercer mundista de los asuntos mundiales con el fin de reivindicar que la superpotencia "más peligroso", "más expansionista", y en una palabra el "peor" superpotencia es la Unión Soviética. Desde el punto de vista de aquellos "que ven los enormes peligros en el presente, el estado de las relaciones internacionales y quieren tomar las acciones efectivas para lograr un cambio para el mejor", es decir, desde el punto de vista de la "distensión" entre "Oriente y Occidente", Sweezy señala a la atención de sus lectores a las presiones devastadoras que el mundo occidental está imponiendo en la sociedad rusa, y Bettelheim siente contenido sólo para repetir la fórmula anticuada y cliché de "los soviéticos buscan una ventana en el Océano Índico." Lo que ninguno de ellos toma en cuenta a es la importancia de un análisis de la sociedad soviética y del destino de la Revolución de 1917 desde el punto de vista del movimiento internacional y clasista del proletariado. No se hace referencia a la relación entre la economía y la sociedad soviética, y un cierto polo del revisionismo mundial. Tampoco hay ninguna referencia al lugar de la experiencia rusa en el fracaso de los intentos comunistas para organizar una Internacional Comunista y el futuro de estos intentos. La Unión Soviética se examina en el escenario mundial como un "país", una "superpotencia", y como una potencia militar político lo cual influye en la paz mundial y la soberanía nacional de los países. Pero para el proletariado comunista, el lugar que ocupa en la Unión Soviética en el equilibrio de las potencias mundiales, es decir, como una potencia política y militar en la escena de la rivalidad mundial de la burguesía, es sólo una cara de la historia. Para limitar la Unión Soviética a este lado solo es de caer a las formulaciones nacionalistas y periodísticos. La cuestión de la Unión Soviética y el análisis de su economía y las relaciones económicas es parte del problema más general de la reorganización de un verdadero movimiento comunista proletaria internacional. El análisis de la Unión Soviética es central para cualquier intento serio en la promoción de la causa auténtica y revolucionaria del socialismo; la elaboración de la estrategia general de la revolución proletaria; aislar el revisionismo y la construcción de un movimiento organizado del proletariado mundial. Estos aspectos han sido totalmente dejado de lado en la polémica de Bettelheim-Sweezy y reemplazado por las interpretaciones y preocupaciones comunes, periodísticas, pacifistas y nacionalistas triviales.

B. El punto de desacuerdo: La multiplicidad de las capitales y la competencia

Sweezy insiste en que las relaciones económicas existentes en Rusia no pueden y no deben ser llamado el capitalismo. Dado que, en su opinión, el capitalismo se define por dos características principales: en primer lugar, la existencia de las relaciones de capital de trabajo, es decir, el sistema de la explotación del trabajo asalariado en el cual existen los trabajadores que no tienen la propiedad de en absoluto de los medios de la producción; y en segundo lugar, la existencia de la multiplicidad de las capitales, y hay de la competencia el cual actúa como un sustrato material para el funcionamiento de las leyes internas del capital. Sweezy advierte que para llamar al sistema económico existente en Rusia para ser capitalista, inevitablemente implicaría una generalización y esquematización injustificada del modo de funcionamiento del capitalismo "clásico" de Europa occidental y EE.UU. a la sociedad rusa; y tal actitud crearía un obstáculo en el camino de la comprensión de las verdaderas relaciones económicas existentes en la sociedad rusa.

Más adelante volveremos a este argumento por Sweezy, pero la medida en que esta advertencia se aborda directamente a las actitudes como la de Bettelheim, es una advertencia adecuada. El argumento de Bettelheim en probar la existencia de una competencia capitalista y de la multiplicidad y la independencia de los capitales en la Unión Soviética sigue siendo poco convincente. Para demostrar que existe en la Unión Soviética de la competencia entre los gerentes de las empresas o entre los ministerios y ramas de producción sobre las materias primas, los medios de la producción, el crédito y así sucesivamente por sí misma no constituyen una respuesta a la confusión de Sweezy. En cada sistema administrativo burocrático y en cada gran fiduciario económica y empresarial, también, los gerentes probablemente compiten entre sí sobre los diferentes asuntos, sin dicha competencia cada vez más que lo que implica que se han convertido económicamente de manera independiente que uno ahora pueden considerarlos como los propietarios y gerentes de los capitales individuales e independientes. El hecho de que los bienes producidos en la Unión Soviética son mercancías por sí mismo no significa que se han producido por los capitales independientes e individuales. Tampoco es la falta de una planificación nacional, o el carácter formal, de una planificación de este tipo, tomada por sí sola, indicativo de la existencia de un mecanismo económico basado en el funcionamiento de varias capitales. En este caso, también, Bettelheim meramente demuestra la existencia de una extensa división del trabajo, la relativa independencia de las ramas de producción desde el plan general de la incapacidad del Estado soviético para dibujar un plan general y así forman, y no a la multiplicidad de las capitales en el sentido estricto del término o la identidad del capitalismo de tipo soviético y el capitalismo "clásico" occidental, por lo que el papel de la competencia se refiere. Si Bettelheim desea responder a Sweezy sobre la base de la suposición incorrecta que Sweezy propone para definir las características del capitalismo, es decir, si realmente quiere mostrar que la competencia desempeña el mismo papel que lo hace en el capitalismo de tipo estadounidense y el capitalismo de tipo europo occidental, entonces él está obligado a demostrar que la multiplicidad de las capitales y la competencia entre los diferentes sectores del capital es de hecho el sustrato material para el funcionamiento de las leyes internas del capital social total en Rusia. Él tiene que demostrar que es a través de la competencia entre los múltiples capitales existentes que las leyes internas de la acumulación de capital se materializan a sí mismos. En otras palabras, él debe demostrar que las acciones de las ganancias de las distintas secciones de capital [social], [la determinación de] los precios, el incentivo para el aumento del capital al trabajo, la proporción, la forma de desarrollo de la división del trabajo, la forma de la asignación del capital [social] y la circulación de los capitales en diferentes ramas de la producción, etc., son todo depende del funcionamiento de esta competición. Bettelheim no muestra ninguno de estos, y en su lugar proporciona una elucidación superficial, general y súper estructural para explicar la existencia de la competencia entre los gerentes y los ministros en Rusia.

Como cuestión de hecho, no hay necesidad de probar la existencia de los capitales y su independencia del uno del otro con el fin de demostrar que existe el capitalismo en Rusia. Al aceptar implícitamente la comprensión mecánica esquemática árido de Sweezy de las características del capitalismo, Bettelheim, en efecto, llega a un callejón sin salida para responder a las críticas de Sweezy. El debate debe llevarse a cabo desde donde se fue dejado por Bettelheim es decir, desde la crítica de la definición incorrecta de Sweezy del capitalismo y sus características "duales"; en otras palabras, a partir de las críticas del lugar incorrecta que Sweezy da a la cuestión de la competencia y la multiplicidad de los capitales en su análisis del capitalismo. La insistencia de Sweezy en dar el mismo peso y gravedad para el factor de la "multiplicidad de los capitales y la competencia" en cuanto a la relación entre el trabajo y el capital en su definición de la producción capitalista es demasiado obstinada e injustificable. En el mejor de sus explicaciones sobre el papel de la competencia y de la multiplicidad de los capitales en el capitalismo son, a su vez, descuidado y finalmente; que Sweezy a pesar de aceptar e incluso haciendo hincapié en la existencia de la relación entre el trabajo y el capital en la economía soviética, se niega para llamarlo el capitalismo bajo el pretexto de que él no puede observar "la multiplicidad de los capitales y la competencia" también es difícil de entender. Examinemos estos puntos uno por uno:

1) Sweezy está obligado para dar inicialmente una definición no-generalizable y muy limitada del capitalismo. Él escribe:

"En mi entendimiento, el capitalismo es la forma históricamente específica de la sociedad que emergió en Europa occidental en el siglo XV o XVI y extendió su dominio a la mayor parte del mundo durante los próximos tres o cuatro siglos."[2]

Sobre la base de esta forma "históricamente específica" del capitalismo, Sweezy expresa las principales características de este sistema, examinado por él. De esta forma "históricamente específico", la competencia y la multiplicidad de los capitales tuvo un papel fundamental y determinante. Esta transformación económica tomó forma a lo largo de la competencia, y sobre la base de la multiplicidad de los capitales y en el supuesto de la existencia de tales factores. Y así, la multiplicidad de los capitales y la competencia se convirtió en las formas fundamentales de la existencia y el metabolismo de este modo de producción. Pero Sweezy se detiene aquí y no está dispuesto a acompañar a Marx en el curso de criticar este modo "europeo históricamente específica" para el nivel de la extracción del rasgo característico generalizable y real de este sistema. Marx también estudió esta forma históricamente específica, junto con su competencia y su multiplicidad de los capitales, pero él tuvo éxito para definir las caracterizaciones distintivas y específicas de este sistema en un nivel más profundo y más abstracta que las observaciones hechas por la competencia y la multiplicidad de los capitales. La característica específica de este sistema es lo que lo distingue de otros modos de producción. Es evidente que cada modo de la producción específico tiene sus propias categorías económicas correspondientes y relaciones sociales, pero lo que lo distingue de otros modos de producción, es decir, lo que es característico de este nuevo sistema, es la manera particular en que la producción del superávit se apropian de la productor directo. La característica particular del sistema capitalista es la forma específica en el cual la explotación se lleva a cabo. Esto llevó a Marx para explicar cómo la fuerza de trabajo se convirtió en una mercancía y para elucidar la unidad del proceso de trabajo y el proceso de la producción de la plusvalía. La explotación del trabajo asalariado, es decir, la misma "relación entre trabajo y capital", cuyo dominio sobre el sistema económico soviético es reconocido por Sweezy, es el rasgo distintiva y característica que distinguen del sistema capitalista. Marx es tan categórico en este análisis del capitalismo (en la lectura de 'El Capital', las Teorías de la plusvalía, Grundrisse, y más o menos en todos sus escritos económicos) que la insistencia de Sweezy en empujando la cuestión de la "multiplicidad de los capitales y la competencia" en la definición el capitalismo como su segundo criterio básico parece muy extraño. Así, mediante el estudio del capitalismo "históricamente específica", que Sweezy toma como base de su argumento, Marx logra de analizar la característica general del capitalismo y rompen este marco "históricamente específica".

2) Pero el punto importante es que, incluso en el análisis de Marx del mismo capitalismo específico de la Europa de los siglos 18 y 19, la competencia y la multiplicidad de los capitales, no sostenga el peso y el lugar que Sweezy imparte a ellos. Marx introduce la cuestión de la competencia y la multiplicidad de los capitales en su lugar correcto, es decir, a un nivel apropiado de la abstracción. Sweezy insiste en la introducción de este factor en el mismo nivel fundamental de la abstracción, es decir, en el nivel en el que se investigan las características y especificidades más generales del sistema capitalista. Es interesante que incluso los propios cotizaciones por Sweezy de Marx sobre la competencia y la multiplicidad de los capitales invalidan su razonamiento. Marx introduce la cuestión de la multiplicidad y la competencia de los capitales a un nivel más concreto de análisis. Con el fin de deducir y demostrar las leyes generales de la producción capitalista, es decir, con el fin de explicar la plusvalía, la explotación de la fuerza de trabajo, el valor de la fuerza de trabajo y los salarios, el ejército industrial de reserva, la acumulación y el aumento de la composición orgánica del capital, la reproducción ampliada del capital social total, e incluso la ley de la tendencia de la tasa de ganancia de caer, Marx no encuentra ninguna necesidad de involucrar a la cuestión de la multiplicidad de los capitales y el factor de competencia. Marx deduce estas leyes de sus suposiciones generales sobre el capital social global y la naturaleza en general y típico del capital, y sólo después de deducir las leyes fundamentales del capitalismo y de la acumulación de capital, ¿él no proceder a un análisis más concreto de las relaciones internas de múltiples capitales con respecto a la otra y de forma particular en el cual las leyes generales del sistema capitalista actualizan? En otras palabras, desde el punto de vista analítico, Marx analiza las leyes fundamentales del movimiento del capitalismo y las características básicas de este sistema, independientemente del factor de la multiplicidad de los capitales y la competencia. Es sólo entonces que él se ocupa de este factor concreto con el fin de explicar la forma en que estas leyes actualizan en el funcionamiento rutinaria de la producción capitalista. Es en este nivel más concreto, que al introducir la cuestión de la multiplicidad de los dueños de los medios de producción, la (multiplicidad de los capitales) Marx paso a paso trasciende a partir de la plusvalía a las categorías más concretas de las ganancias, el interés, la ganancia comercial, y el alquiler, y de la categoría de valor a los precios de la producción y así sucesivamente.

Sobre la cuestión de la competencia, Marx ha explicado claramente, aunque brevemente, el lugar de esta relación en su análisis [del capitalismo]. La competencia es que la relación real entre las diferentes capitales el cual se imponen las leyes generales de la producción capitalista, las leyes de todo el sistema, es decir, las leyes internas de todo el capital social, sobre de las unidades de capital y hace que estas leyes perceptibles a ellos. La competencia es que la relación particular a través del cual las leyes inmanentes y generales del capitalismo generalmente se traducen en el material, las presiones prácticos y externas sobre las unidades de capital. La competencia es una relación en la cual las leyes inherentes de la capital se materializan y actualizan.

Históricamente, la competencia era la condición previa para el surgimiento y predominio de la producción capitalista, ya que esta era la manera a través del cual el capital podría derribar los portadores a su movimiento, es decir, las barreras lo cual se pusieron en camino por las viejas formas de producción, incluyendo la sistema de los gremios (traducción Grundrisse, Inglés, pp.649-50). Hasta aquí, la competencia es la condición histórica para el surgimiento de capital y no una condición analítica para su existencia y su rasgo característico.

Pero Marx va más allá y analiza también el lugar y el papel de la competencia en el sistema capitalista en sí, es decir, dentro del marco de las relaciones establecidas del capitalismo. La competencia es la confrontación y la oposición del capital consigo mismo, es decir, como un otro capital. La competencia es el funcionamiento concreta del capital:

"La libre competencia es el verdadero desarrollo del capital. Por su medio, lo que corresponde a la naturaleza del capital se plantea como necesidad externa para el capital individual; lo que se corresponde con el concepto de capital, se postula como necesidad externa para el modo de producción fundada en el capital."[3]

"Tanto es así, que los más profundos pensadores económicos, como por ejemplo, David Ricardo, presupone el predominio absoluto de la libre competencia con el fin de poder estudiar y formular las leyes adecuados de capital - que aparecen al mismo tiempo que las tendencias vitales que rige sobre ella."[4]

Para "presuponer" la competencia con el fin de estudiar las leyes económicas del capitalismo es precisamente el error que tanto Bettelheim y Sweezy se comprometen, no desde que la competencia no ha sido parte inseparable del capitalismo, tal como se desarrolló históricamente, y no porque no tiene un papel central a este respecto, pero ya que las leyes del capital han originado a partir de la esencia del capital, desde el concepto de capital y su carácter general. La multiplicidad de los capitales y la competencia es el sustrato para el funcionamiento de estas leyes en las relaciones reales de los capitales reales.

"La competencia se limita a expresar como una postula real como una necesidad externa, lo que se encuentra dentro de la naturaleza del capital; la competencia es nada más que la forma en que los muchos capitales obligan a los determinantes inherentes de capital de una sobre otra y sobre sí mismos."[5]

Uno de los ejemplos más evidentes de esta relación es la tendencia inherente del capital para la acumulación y el aumento de su composición de valor técnica y orgánica de curar el proceso de la acumulación. El capital aumenta incesantemente el volumen de capital constante en comparación con el volumen de capital variable. Marx deduce esta ley a partir del análisis general del capital social global, independientemente de la cuestión de la competencia y la multiplicidad de los capitales, pero en el mundo real, esta ley se impone sobre las unidades de capital a través del canal de la competencia. El capital, que desea permanecer en la esfera de la competencia está obligado a añadir continuamente a su relación entre el capital y el trabajo y aumentar la proporción de su capital constante al variable (y junto con ello mejora su productividad). Esta ley no ha emanado de la competencia, y analíticamente hablando, no necesita la existencia de muchas capitales y su competencia. Sin embargo, el sustrato material y el canal de la actualización de esta ley, es decir, su transformación en una fuerza externa para los capitales individuales, es la competencia.

Así que lo que es cierto es que no sólo la competencia no es, en el estudio de las características específicas del sistema capitalista, una categoría y un factor determinante del mismo peso que la relación entre el trabajo y capital, no sólo no se destacan en el mismo nivel de la abstracción como el último, pero es meramente (y esto "meramente" no se pretende hacer la competencia parece menos importante) el agente y el sustrato para la actualización y la externalización, de las leyes inherentes e internas de capital, que de acuerdo con la definición y análisis de Marx se hizo relevante y emergió, analíticamente, previo a la competencia.

Sin embargo, no hay duda de que en primer lugar, la competencia es la forma "clásica" para la realización de las leyes inherentes del capital. En segundo lugar, ha sido la forma históricamente inevitable para la dominación de las leyes de la producción capitalista, y en tercer lugar, al menos en lo que es relevante para el funcionamiento del capitalismo como se ha desarrollado en Europa occidental es un factor vital. Cualquier análisis marxista de la sociedad soviética, también, que no tiene la intención de seguir la forma dogmática en el cual Bettelheim intenta de probar la existencia y el predominio de la forma "clásica" de la competencia y la multiplicidad de los capitales en esta sociedad, debe esforzarse para explicar cuál mecanismo o los mecanismos materiales prácticamente obligan las necesidades inherentes y las leyes del proceso de la acumulación de capital como las necesidades externos y perceptibles sobre la clase capitalista y sus distintas secciones de este país. Volveremos sobre este tema más adelante, pero aquí es apropiado referirse a un punto interesante. En la continuación de su discusión en la lectura de Grundrisse, Marx ha de alguna manera, se prevé nuestra problemática de hoy:

"Mientras el capital es débil, todavía en sí mismo se basa en las muletas de los modos anteriores de la producción, o de los que pasará con su aumento. Tan pronto como se siente fuerte, se desecha las muletas, y se mueve de acuerdo con sus propias leyes. Tan pronto como se empieza a sentir en sí y llegar a ser consciente de sí mismo como una barrera para el desarrollo, se busca refugio en formas cuales, mediante la restricción de la libre competencia, parece tener el dominio del capital más perfecto, pero son al mismo tiempo los heraldos de su disolución y de la disolución de la modo de producción que descansa sobre ella."[6]

El hecho es que el capitalismo de nuestra época está viviendo a través de esta última etapa. El "busca de refugio" del capital a otras formas aparte de la competencia no es exclusiva del capitalismo soviético, aunque las restricciones sobre la competencia en este país están en su nivel más alto. En EE.UU., Gran Bretaña, Francia, Escandinavia y toda la geografía económica en el cual el capitalismo "históricamente específica" de Sweezy tomó forma, también, la competencia es hoy en día ya no es la única forma a través del cual las leyes inherentes del capital se manifiestan ante las unidades del capital como las necesidades externas. Las políticas del Estado, el Estado y las normas, así como el trato y maquinación por los monopolios, confrontan las unidades de capital - por lo menos a nivel nacional - con las necesidades de la acumulación de todo el capital social a través de las formas variegadas distintas de y además a la competencia (dentro de las fronteras de un solo país). En otras palabras, hoy en día no es a través de la competencia por sí sola que el capital viene a la cabeza con y se enfrenta a sí misma como el capital. Los estados, sobre la base de las políticas económicas predeterminados (incluso si, como resultado de la necesidad de competir a escala mundial, al cual Rusia también es más o menos subordinada) tienen ahora en gran medida tomado la responsabilidad de comportarse como los representantes y los portavoces de todo el capital social y las condiciones generales de la acumulación de capital. La relación de las unidades de capital con el Estado es una especie de una confrontación entre las unidades de capital y las necesidades objetivas externas que surgen de la esencia del capital, el capital total. Esta relación ya no puede ser explicado meramente dentro del marco de la competencia. El papel creciente diaria de los estados, la retirada de las cada vez más lazo del funcionamiento real del capital de la esfera de la competencia y su transferencia a los alcances de la toma de decisiones del Estado del capital (ya sea como en la planificación o en las políticas fiscales y monetarias) tienen aparentemente hecho el dominio del capital "más perfecto", pero, tal y como señala Marx, sino que también se han convertido en los heraldos de la disolución y la expresión de la crisis crónica e inherente del capitalismo de nuestra época.

Sin embargo, el "segundo criterio básico" de Sweezy para definir el capitalismo no sólo es superflua e incorrecto, pero ya está siendo derribado paso a paso en el proceso práctico del desarrollo contemporáneo del mismo capitalismo "históricamente específica". El problema que enfrentan los marxistas en la explicación de las características del capitalismo en Rusia, no es la demostración de la existencia y el dominio de la competencia y la multiplicidad de los capitales, pero uno de explicar el funcionamiento material y real del capital en un sistema capitalista en el cual por ciertas razones históricas, la competencia no ha jugado el mismo papel idéntico que desempeñó en el desarrollo del capitalismo clásico, ya sea en el proceso de su constitución definitiva, o en su auge económico o en su funcionamiento actual. Esta es la crítica uno puede hacer de la falta de visión esquemática de Bettelheim. Pero a pesar de las restricciones impuestas a la función de la competencia en el capitalismo soviético, las relaciones económicas en la Unión Soviética siguen siendo capitalista, en virtud de la existencia misma de la relación de trabajo asalariado, es decir, la relación entre el trabajo y el capital. Y esta es nuestra crítica de Sweezy y la diferencia con la tesis tan como esquemática y subjetivista de Sweezy.

3) Es posible que la discusión se continúa a un nivel más abstracto. Se puede decir que sin la multiplicidad de los capitales y por lo tanto la competencia, la existencia misma del valor de cambio (cuál presupone la existencia de los varios dueños de los productos básicos), el dinero, la forma de la mercancía de los productos, los precios y las formas de ganancia, el interés y la ganancia comercial será abolida y desde el punto de vista analítico, será imposible para ellos de existir. ¿No es cierto que, aunque en casi la totalidad de la primera y la segunda volúmenes de la lectura del capital que Marx analiza el capitalismo sin hacer referencia a la cuestión de la multiplicidad de capitales, que, sin embargo, comienza su razonamiento a partir de tales categorías como los productos básicos, el valor de cambio y el dinero?

Sweezy no presenta tal argumento ya que él básicamente no presenta ningún tipo de razonamiento en defensa de su "segundo criterio básico" para la definición de capitalismo. Es interesante notar que es Bettelheim que vincula la existencia del producto básico - la forma de los productos y la existencia de ganancia - a diferencia de la plusvalía - en Rusia, a la cuestión de la multiplicidad de los capitales. Sin embargo, también es necesario dar una breve respuesta a este razonamiento.

No hay duda de que la multiplicidad en la propiedad de los productos básicos (y los medios de producción) fue la condición previa histórica para el surgimiento del capitalismo, y la competencia era el sustrato práctico para su predominio sobre las formas antecedentes de producción. Pero todo el argumento de Marx era que una vez que el capitalismo se basa en sus propias leyes, que rompe su relación con estos requisitos previos históricos. El valor de cambio y la forma de la mercancía de los productos, entonces, adquieren su propia existencia independiente y de allí ya no dependen de la existencia y el metabolismo permanente de muchos propietarios de los productos, sino que se basan en la relación entre el trabajo y capital. Aquí, ya no es la multiplicidad de los capitales que requiere objetivamente el valor de cambio, pero el hecho de que todo lo que se producen son los ingresos de la proceso de trabajo capitalista en la cual el trabajo se ha convertido en una mercancía y, inevitablemente, debe intercambiar entre sí directamente con la medios de producción (los medios de producción que pertenecen a una parte definida y limitada de la sociedad y por lo tanto, a fin de entrar en funcionamiento también ellos deben ser intercambiados). Es el carácter mercantil de trabajo y su alejamiento de los medios de producción que imparte a todos los productos del trabajo de un carácter de los productos básicos en la producción capitalista. En tanto que el intercambio entre los propietarios de la fuerza de trabajo (como una mercancía) y los propietarios de los medios de producción no se haya abolido, todo el fundamento de cambio, el valor de cambio, el dinero y la producción mercantil generalizada permanece intacta, si o no los propietarios de los medios de producción han reducido los intercambios entre ellos. Históricamente, la fuerza de trabajo se convirtió en una mercancía después de que los medios de producción y los medios de consumo se ha convertido en una mercancía. Pero una vez que este acontecimiento histórico ha sucedido, es decir, la fuerza de trabajo se ha convertido en una mercancía y se intercambia con el capital, a partir de entonces, es la propia fuerza de trabajo que se convierte en la base material para la producción generalizada de mercancías y todas las categorías y las relaciones correspondiente a la misma. La existencia misma de la relación entre trabajo y capital en la Unión Soviética por sí mismo hace que sea necesario e inevitable que las formas de las materias primas de los productos; el dinero, la forma de valor y la forma monetaria de la estimación de los productos básicos y la apropiación de la plusvalía en la forma específica de "ganancia" sobreviven. Estas formas son históricamente el resultado de la multiplicidad en la propiedad privada de los medios de producción, pero desde el punto de vista del análisis, [su existencia] de la producción capitalista es totalmente el resultado del carácter mercantil del trabajo, incluso cuando la multiplicidad de los capitales y la competencia es totalmente válida.

En resumen, el razonamiento de Bettelheim sobre la multiplicidad de los capitales y la competencia en la Unión Soviética siguen siendo esquemática y poco convincente. De la misma manera, su análisis de la crisis y las fluctuaciones recurrentes de la economía soviética, y el "sobreacumulación" en esta economía es superficial y super estructural. Por ejemplo, Bettelheim explica el mecanismo de la "sobreacumulación" sobre la base de las "decisiones de los gerentes de las empresas" que emplean las cantidades excesivas de capital, las materias primas y la fuerza de trabajo con el fin de promover sus propias posiciones o la de sus empresas o para cumplir con los objetivos fijados en el plan. En el análisis de las raíces del expansionismo soviético, Bettelheim es aún incapaz de presentar una discusión coherente sobre el asunto y considera que este expansionismo estar en continuidad con el expansionismo imperial zarista. Tras señalar los intentos de la Unión Soviética de "buscar una ventana en el Océano Índico" y "también establecerse como una potencia marítima" difícilmente puede ser tomado como un análisis serio para la elucidación de las bases del expansionismo de la actual Rusia moderna y capitalista. Tales análisis superficiales que forman las discusiones de Bettelheim mucho se asemejan a los análisis nacionalistas y tercermundistas baratas, no son demasiado pocos en su reciente artículo.

En comparación con la posición de Bettelheim, la especificidad de la posición de Sweezy es su subjetivismo y el eclecticismo teórico, y esto es evidente que los terrenos comunes y función de todas las demandadas de la tesis del "nuevo modo de producción". En primer lugar, como ya se mencionó, para aceptar la dominación del capital y el trabajo asalariado en un sistema y lo consideran, al mismo tiempo un "nuevo modo de producción" es demasiado arbitraria y descuidado. Sweezy no paga ninguna atención al hecho de que la tesis del nuevo modo de producción requiere una revisión general de la perspectiva materialista e histórica marxista. Uno no puede simplemente añadir o suplementar esta tesis solo a la crítica marxista del capitalismo y la teoría de la revolución proletaria. Uno, que "descubre" un nuevo modo de producción entre el capitalismo y el socialismo, también debe emprender lógicamente la tarea científica de la presentación de la parte remanente del sistema de pensamiento que corresponde a tal tesis. Muchas preguntas se hayan realizado antes de los demandados de esta tesis, tales como: ¿en qué formas habían los componentes económicos, políticos, culturales y organizativos y las partes que constituyen este nuevo modo de producción han criado y madurado en el antiguo sistema (capitalista)? (Un nuevo sistema social y económico no puede aparecer en el mundo repentinamente y sin ningún tipo de la prehistoria). ¿Quiere decir que el capitalismo ya no es la última formación económica de clase y el último y la forma más generalizada de la explotación de clase? Con tal presunción, ¿cuales luchas sociales y de clases, cuales contradicciones objetivas y cuales procesos históricos objetivos impulsan la sociedad capitalista hacia este nuevo modo de producción? ¿Hay algún análisis materialista de las contradicciones de este nuevo modo de producción de manera que todavía se puede inferir la necesidad y la posibilidad de una transformación posterior de tal sociedad hacia el socialismo? ¿Cuál de las contradicciones materiales de la sociedad existente se resuelve por este nuevo modo de producción y cuales contradicciones son empujadas hacia adelante; cuales problemas políticos y culturales de la sociedad capitalista encuentran sus soluciones en este mismo nuevo modo de producción por lo que su solución ya no será la tarea de la revolución proletaria? ¿Cuál es el mecanismo para la producción y la reproducción de las relaciones económicas y sociales de este nuevo modo de producción? ¿Acaso la existencia de este nuevo modo de producción significa que la teoría de la revolución proletaria (la necesidad y la posibilidad de la revolución socialista) y la relación de esta revolución a la emancipación de la humanidad debe ser rechazado? ¿No significa el surgimiento de una nuevo modo de producción que las nuevas formas de la lucha de clases ha superado la lucha del proletariado y la burguesía, como las fuerzas motrices de la historia social de la humanidad? ¿Y no deberíamos revisar a partir de ahora la teoría de la lucha de clases en el interés de atraer en ella el papel de los estratos que son las bases materiales de este nuevo sistema de explotación? No hay fin a estas preguntas y contradicciones. El materialismo histórico y la teoría de la revolución proletaria de Marx, de los cuales una parte consiste en el reconocimiento del capitalismo como la última forma de la organización de clase de la sociedad humana, tiene en su sistema del pensamiento las respuestas detalladas de todas estas problemáticas. Aquellos que defienden el nuevo modo de producción de la tesis debe también ser capaz de presentar un sistema convincente y completa. En segundo lugar, el problema es que Sweezy es esencialmente también incapaces de caracterizar este modo de producción. (Inspirado en un artículo de Harry Magdoff en el mismo número de la Revista Mensual) él creía que en el sistema económico soviético no existían las leyes económicas objetivas, es decir, las leyes cuales son independientes de la política y las inclinaciones de los funcionarios económicos y políticos de la clase gobernante. En otras palabras, el funcionamiento de la economía soviética está continuamente en función de las decisiones, las políticas y los intereses de la clase gobernante sobre la cual ningún necesidad subestructural domina. Esto no puede tomarse como una definición para el "modo de producción". Esta es una declaración de la ausencia de un modo de producción en la Unión Soviética y la existencia de un nuevo orden económico arbitrario y cambiante en este país. Así, parece que después de varios años de la ambigüedad y la duda, Sweezy por fin ha encontrado a sí mismo en concordancia con las opiniones vacías y no-materialistas de Hillel Ticktin el editor de la Crítica Diario. Tal vez los dos difieren en que Ticktin es más fuera de lugar y en lugar de la categoría de modo de producción, habla de la dominación de la "economía del despilfarro", en la Unión Soviética. Sweezy olvida que la existencia misma de la relación entre trabajo y capital en Rusia (que él ha aceptado), o incluso la existencia de algún tipo de las relaciones de propiedad (en los medios de producción), es necesariamente equivalente a la existencia de las leyes económicas objetivas cuales emanan de estas relaciones, y reproducirlos. Cuando Sweezy declara que las "leyes económicas" están ausentes en este nuevo modo de producción, significa que la misma relación entre el trabajo y el capital también está ausente en Rusia de una cuestión concedido por Sweezy en el comienzo de su artículo. En tercer lugar, las opiniones de Sweezy contrastan por completo la advertencia que él mismo había dado a Bettelheim. Sweezy estaba preocupado de que una esquematización del capitalismo (es decir, el mismo capitalismo "históricamente específica") podría prevenir uno de la comprensión de las características económicas específicas y variadas de la sociedad soviética. Pero en una etapa posterior, él mismo se abandona al lector en un desorden absoluta, en un "sistema" económico carente de cualquier tipo de las leyes objetivas de la moción y el funcionamiento. Un sistema que se balancea, o podría oscilar, diariamente en una nueva dirección en función de las preferencias y las políticas de la "clase gobernante" o de la "burocracia" o los "expertos". Asustado de esquematismo, Sweezy renuncia por completo la esencia de la ciencia, el materialismo y el marxismo y busca refugio en el reino de "pronóstico", adivinar y especular sobre los objetivos en sí mismos y las posibilidades ilimitadas de las "clases gobernantes" en Rusia y este es el subjetivismo por excelencia.

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El movimiento comunista necesita un correcto análisis de las relaciones económicas, lo cual son predominantes en la Unión Soviética. El reciente debate de Sweezy-Bettelheim no sólo no preparar el camino en esta dirección, pero en gran medida crea las ambigüedades y las confusiones. La prueba de la dominación de la relación entre trabajo y capital en la Unión Soviética es suficiente para reivindicarlo que este sistema es capitalista. Pero el hecho de que la economía soviética es capitalista no puede y no debe inferirse cuales esos determinantes concretos que son válidas para las características del capitalismo "clásico" de Europa Occidental y de los EE.UU. (tales como la competencia y la propiedad personal de la burguesía sobre el capital) puede ser igual o más o menos observado de manera similar en la Unión Soviética. En la Unión Soviética, un cierto tipo de capitalismo monopolista de Estado ha tomado forma bajo las circunstancias históricas específicas, en particular durante el proceso de "la derrota de la revolución proletaria, lo cual funciona bajo el nombre de socialismo. El punto es que debemos redescubrir las formas particulares de la función material y de moción de este capitalismo y también descubrir esos mecanismos y estructuras económicos particulares a través del cual se imponen las leyes generales del capitalismo [en la sociedad soviética]. Por ejemplo, en países tales como la Unión Soviética, la propiedad burguesa personal ha sido severamente degradada y más o menos fusionado en una propiedad y control colectivo de clase. Junto con estos desarrollos, todos esos mecanismos prácticos que confiaron en el carácter personal de la propiedad y la independencia individual de los dueños del capital han perdido sus papeles fundamentales. Se trata de un sistema en el cual la competencia ha sido impulsado a los márgenes y una especie definida de la regulación para las relaciones internas de la burguesía ha adquirido la prioridad y la relevancia a través de un mecanismo político y administrativo. Tal sistema ha demostrado su eficacia en el avance y aceleración del proceso inicial de la industrialización de Rusia en la década de 1930. Pero hoy en día, en cambio, ha exhibido su incapacidad orgánica para satisfacer las necesidades económicas del capitalismo avanzado, particularmente con respecto a la provisión de bienes de consumo, la flexibilidad de la inversión, la introducción de las nuevas tecnologías y el mejoramiento en la calidad de los bienes producidos. En este sistema, la forma de la relación entre la burguesía y el proletariado, la forma específica en que las crisis surgen, el mecanismo de la distribución de la plusvalía entre los diferentes sectores del capital social y los puntos similares, poseen sus propias peculiaridades específicas. El análisis marxista debe profundizar su crítica del capitalismo monopolista del tipo soviético. Pero hoy en día, en cambio, ha exhibido su incapacidad orgánica para satisfacer las necesidades económicas del capitalismo avanzado, particularmente con respecto a la provisión de bienes de consumo, la flexibilidad de la inversión, la introducción de las nuevas tecnologías y el mejoramiento en la calidad de los bienes producidos.


Mansoor Hekmat
1986


[1] Paul Sweezy, Reseña mensual, vol. 37, no. 3, julio-agosto de 1985

[2] Paul Sweezy, Reseña mensual, vol. 37, no. 4, septiembre-octubre 1985

[3] Karl Marx, Grundrisse la traducción Inglés pp. 650 y 651

[4] Ibid. p. 651, el énfasis en el original

[5] Ibid. p. 651

[6] Ibid. p. 651

El artículo anterior se ha tomado desde el primer número del boletín del Partido Comunista de Irán "El marxismo y la cuestión de la Unión Soviética" (marzo de 1986), lo cual se publica como suplemento al órgano teórico del PCI. El mensaje bolchevique, Nº 10, julio 1987.


Spanish translation: Nicolás José Jiménez
hekmat.public-archive.net #2740sp